El Proceso de Individuación y la Vocación (Parte 4)
- Conocimiento de Ser
- 3 may 2024
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Actualizado: 12 jun
Introducción al concepto de "Vocación"
"La palabra vocación, del latín vocatio, significa etimológicamente: "llamado". A diferencia de la mera elección de una profesión u oficio, el llamado no es tanto algo que uno elige, sino más bien algo a lo que nos sentimos convocados.
Según la Psicología Analítica, la vocación puede entenderse y vivirse fructíferamente como un proceso de colaboración y coautoría con la psique, la cual, como se sabe, posee un imperativo teleológico hacia la individuación, una propensión a la maduración, que orienta a cada persona a volverse más plenamente 'ella misma'. Así, la vocación, como la individuación, giran en torno a una relación vital entre el ego y la psique (el alma) en sus dimensiones mas vastas, que incluyen por supuesto al inconsciente.
Carl G. Jung enfatizó en la naturaleza psicoespiritual del trabajo que se basa en la fidelidad a la vocación vivida. Se podría decir que el trabajo que se basa en la individuación es un acto de vocación. Y, de la misma manera, que el trabajo orientado vocacionalmente resuena en lo profundo con ese camino de completitud.
En contraste con la hegemonía de los enfoques positivistas y racionales del discernimiento vocacional, Jung consideró que una característica definitoria de la vocación, más allá de la herencia o el entorno, era un "factor irracional", al cual comparaba con una voz interior o Daimon. De esta manera, Jung creía que escuchar esta voz interior implicaba separarse de los caminos y supuestos normativos.
Como alguna vez intuyera Michael Meade:
"Cada vida está envuelta en anhelos dentro de los sueños, enrollados en el tejido de nuestras almas. Morimos por no saber cuán grande es realmente nuestro anhelo, y morimos por permitir que nuestros verdaderos anhelos sean disminuidos por la banalidad de la vida y las formas en que seguimos abandonándonos a nosotros mismos."
Responder al llamado propio es una tarea que desafía a un individuo a comprometerse y tender un puente entre lo inconsciente y las otras dimensiones de su vida. En terminología Junguiana, esto implica honrar a los imperativos paradójicos: los del ego, que nos orientan a sentirnos seguros y arraigados en el mundo; y los del Alma, que nos impulsan a comprometernos en una tarea que tenga un eco verdaderamente significativo para nosotros. No habría que olvidar que aún cuando el ego pareciera ser el capitán del barco, es siempre un barco diminuto en comparación con la inmensidad de la psique, ese gran océano de misterio sobre el cual el ego navega.
Atendiendo la historia y la práctica de la Psicología Analítica, podría afirmarse que la vocación se experimenta como una resonancia de la psique -del Alma- hablando la mayoría de las veces a través de medios no racionales. Abrazar el llamado propio, también está entrelazado con el "Amor fati" de los estoicos [...] que significa 'vivir la vida a la que uno está ontológicamente invitado' mas allá de la vida imaginada por el ego, por los propios padres o por las expectativas de la sociedad".
Fragmento de un texto de Juan Manuel Otero Barrigón
Los orígenes del término
En los orígenes del término "vocación", esta palabra se utilizaba para denotar la respuesta de una persona a la Iniciativa Divina. El concepto tiene sus raíces en la Biblia y se relaciona estrechamente con el Proceso de Individuación.
En el sentido etimológico, vocación significa "llamado" (del latín vocatio, sobre vocātus, participio del verbo vocāre, por «llamar», y el sufijo -ción-, al respecto de -io-, como agente de acción y efecto).
Durante la antigüedad se había designado a este termino para referirse al llamado a participar de la vida consagrada (ya sea el sacerdocio, el monacato, etc). Hoy en día, esta palabra se usa en un sentido más amplio para designar la llamada que las personas pueden sentir a desempeñar una misión en su vida.
El llamado a la Iniciativa Divina
En los orígenes de la palabra, la vocación, era la respuesta de la persona a la Iniciativa Divina. El Creador llama a cooperar con sus designios y lo hace brindando Su Gracia para que la persona convocada pueda llevar a cabo su tarea. Se puede decir que la vocación está íntimamente ligada al Proceso de Individuación, ya que, más allá de las circunstancias particulares de cada individuo, el desarrollo de nuestra esencia constituye uno de los estadios ineludibles en el desarrollo evolutivo del ser humano.

El Amanecer de la Individuación
¡Hola de nuevo! después de esta "pequeña" introducción, nos vamos a meter de lleno en este tema tan interesante llamado "la vocación". Luego de definirla, tanto en su significado etimológico como en el significado que tenía en los orígenes del término, vamos a adentrarnos en su relación con el Proceso de Individuación. En suma, qué es la vocación, y en que se relaciona con el proceso evolutivo del ser humano.
Una vez atravesado el pico más alto de la sombra -o sea, el momento más arduo del surgimiento de la sombra personal-, cuando la persona se ha vuelto psicológicamente, mayormente "íntegra", es decir, cuando ya ha alcanzado un grado de autoconciencia aceptable y maduro, no completo, pero aceptable, donde ya tiene un yo observador asentado, donde ya no se miente más, o al menos, mucho menos -y si lo hace, es porque todavía no alcanzó el grado máximo de autoconciencia-, es una persona consciente, que se ve a sí misma con un espíritu crítico, donde ya no se esconde más detrás de su ego, donde ya no justifica más su estupidez, donde es consciente de su arrogancia, donde ya ha visto su miseria, su desamparo y su nadidad total con respecto al universo, bien, esta persona tiene una oportunidad de avanzar hacia su Yo Real.

Dicha persona tiene una oportunidad de ir más allá de su “yo personal” porque ha visto su miserabilidad.
Hoy en día, la mayoría de las personas se encuentran con obstáculos para poder observar su miserabilidad. Esto se debe en parte, a que en esta sociedad donde imperan las corrientes positivistas del pensamiento, pareciera que al ser humano no se le permitiera estar mal. Todo se trata de estar bien, de ser "positivo" y de ocultar nuestro sufrimiento. La mayoría de los seres humanos viven en una mentira, esconden su miserabilidad detrás de la fachada de su ego y de la vitrina de las redes sociales.
La sombra personal no es algo usual de reconocer en nosotros mismos, es decir, no es moneda corriente el ser conscientes de nuestra limitación… Pero una persona en la cual, la Autoconciencia se ha instalado durante un tiempo considerable, se convierte en una persona madura, que no se engaña más a sí misma, porque ha visto dentro de ella todas sus mentiras y todos sus demonios.
Ha visto dentro de sí todo lo que estaba oculto. Lo ha visto, lo ha sufrido y luego de observar por tanto tiempo a todos sus "yoes encubiertos", los ha reconocido en su totalidad.
Esta persona ha reconocido completamente su limitación y su desamparo en este mundo. Tal reconocimiento, la volvió humilde. La condujo de la mentira hacia la realidad.

Antes de esto, era una persona aparentemente feliz e inmadura, creía ser totalmente consciente y capacitada para poder emprender cualquier cosa que se propusiera, pues, en su ignorancia, imaginaba ser libre. Luego, frente al arribo de lo inconsciente, se dio cuenta de su total incapacidad.
Este acto lo convirtió en una persona consciente de su condición real.
Se dio cuenta que, como individuo, es incapacitado, impotente y limitado. Se dio cuenta que no maneja los hilos de la vida, que no está al mando ni posee el control sobre los acontecimientos internos, y mucho menos, sobre los acontecimientos del resto del universo.
Ahora tiene un ego más pequeño, que puede atravesar por la puerta estrecha:

Esta persona ya no lucha más con su ego, lo acepta. Pues, uno lucha cuando hay un oponente contra quien luchar, pero cuando no hay dos, es decir, cuando se reconoce todo eso que estaba oculto dentro de uno a la Luz de la Conciencia unitiva, se experimenta claramente: “Yo soy esto”. Esta limitación, soy Yo. Todas estas limitaciones, Soy Yo.
Como menciona Carl G. Jung en uno de sus libros:
"El sentimiento de lo infinito sólo lo alcanzo, sin embargo, cuando estoy limitado al máximo. La mayor limitación del hombre es la persona; se manifiesta en la vivencia «¡yo no soy más que esto!». Sólo la conciencia de mi estrecha limitación me une a la infinitud del inconsciente."
(Jung "Recuerdos, sueños, pensamientos". 1961)
Como menciona Guru Gabriel Pradīpaka en uno de sus videos:
“Para salir de esta prisión hay que alcanzar unidad con la prisión. Este es el truco. Mis barrotes, son Yo Mismo. Toda esta celda que me aprisiona soy Yo Mismo. Este es el truco, la Gran Liberación. No es escapar de algo, es tragarse la prisión dentro de uno mismo, hacerse uno con Todo. [...] El truco para escaparse de esta prisión mental (del ego y de la mente) es hacerse uno con todo lo que lo aprisiona. Cuando uno lucha, entonces, no es uno, -por consiguiente-, los barrotes se hacen solidos y poderosos."
Entonces, se podría decir que para realizar la Verdad de uno mismo, la persona tiene que primero volverse consciente de sus limitaciones, las cuales conforman la cárcel mental en la que habita cada día.
Hay que reconocer todas nuestras contradicciones, limitaciones e incapacidades bajo la Luz unitiva de la Conciencia, sin escapar. Este Acto Divino de Autoconsciencia constituye el Amanecer del Proceso de Individuación.
La Individuación y la Vocación
Como veíamos al comienzo de esta entrada, el llamado a realizar la propia vocación está estrechamente ligado con el Proceso de Individuación, ya que, esta intuición que nos convoca desde nuestras profundidades, está íntimamente conectada con una propensión a la maduración, que orienta a cada persona a volverse más "ella misma".
Nuestra Naturaleza Esencial (espiritual) es aquello que se aspira alcanzar como Meta Final en toda senda espiritual genuina, pero antes de aspirar a realizar la Verdad Última, se debe transitar por un proceso de individuación interior, en el que la persona va dejando atrás todos sus disfraces psicológicos, para encarnar su personalidad esencial.
Como dice la famosa frase: "Antes de llegar a Dios, hay que aprender a ser humano".
Hoy en día, con nuestro psiquismo tan escindido, con nuestras miles de voluntades contrapuestas, estamos lejos de ser un ser humano integrado. Esto es así, porque tenemos muchos fragmentos separados en nuestro interior. Una mente fragmentada, que un día tira para un lado y otro día tira para el otro.
El aspirante debe primero ser completamente 'él mismo', antes de aspirar a algo mayor, porque para alcanzar el Reino de los Cielos, uno debe poseer Verdad dentro de sí. Uno debe ser una persona Real, se debe de ser uno mismo.
Si tenemos millones de "Yoes locos" cada día y ningún Yo Real, no sabemos quienes somos. Es por eso que para alcanzar a Dios, se debe pasar de ser "muchos" a "uno", y de "uno" al "Infinito".
Tal es así, que el Proceso de Individuación de la psique (en términos de la Psicología de C.G Jung), es ineludible. La tarea de ser muchos para convertirse en Uno, se encuentra plasmada en diversas tradiciones de sabiduría tales como el Cuarto Camino, el Cristianismo, etc., y también, en mitos y epopeyas desde la más remota antigüedad.
El amanecer de la Vocación
Como veíamos en entradas anteriores, el surgimiento de la sombra no solo es negativa, sino también, 'positiva'.
Hay parte de nuestro contenido psíquico inconsciente que contiene toda la información de nuestras potencialidades y capacidades innatas. Es un almacén de fortalezas que el Alma trae consigo de vidas pasadas, y que el ego desconoce totalmente.
Cuando esta sombra emerge, se la conoce como 'el surgimiento de la sombra creativa', y en la mayoría de los casos, se encuentra ligada a la convocatoria de realizar nuestro propio destino o vocación.
¿Por qué esto es así? Porque el desempeñar la vocación de uno, la cual, constituye un llamado al que uno se siente íntimamente convocado, se encuentra ligado al proceso de reunir las partes escindidas de nuestra personalidad y unificarlas.
Así como en entradas anteriores estuvimos estudiando el surgimiento de "la sombra negativa", el llamado de la vocación constituye la emergencia de "la sombra positiva", es decir, aquellas partes inconscientes de la personalidad, conformadas por aptitudes y facultades innatas, que necesitan desplegarse bajo la Luz de la Conciencia, al igual que todo lo anterior.
Como remarcamos anteriormente, no todo es "barro bajo el océano'", también hay perlas y tesoros en las profundidades de nuestro inconsciente.
Ahora bien, cuando emerge la sombra personal, tenemos, por un lado, los contenidos psíquicos de carácter negativo, que conducen hacia más desdicha, apego y sufrimiento, y por otro lado, tenemos los contenidos de orden positivo, es decir, todo aquello que el alma necesita desplegar para su desarrollo, llamado "la sombra creativa".
Esta sombra nos invita al propio despliegue de nuestras capacidades y potencialidades innatas, y a su vez, nos conduce hacia el desarrollo y maduración de nuestra personalidad.
El despliegue de la 'sombra positiva' es totalmente beneficiosa, porque pone al individuo en contacto con sus propias aptitudes y destrezas. El contacto con nuestro potencial creativo favorece la transformación de los contenidos psíquicos negativos que nos mantienen estancos y nos impulsan hacia "abajo", mientras que 'la sombra positiva' nos permite evolucionar como individuos y llevarnos a una fase superior en nuestro desarrollo.

Cuando vemos una película, queremos ver como el protagonista responde al llamado. No nos interesan las películas donde el protagonista se queda de brazos cruzados. Lo mismo ocurre en nuestras vidas.
En palabras de Carl G. Jung, hay una voz interior o 'Daimon' dentro de nosotros que muchas veces opera como un factor irracional. Esta voz nos invita a hacer algo, nos incita a despertar algo dentro de nosotros mismos. Es lo que en la mitología, cuentos y hasta en algunas corrientes místicas se lo denominó como "el llamado interno".
Esta voz que nos impele, nos conduce hacia el desarrollo de nuestras potencialidades dormidas, guiándonos hacia una versión mucho más íntegra de nosotros mismos.
¿Cuál es la relación entre la Vocación y la Individuación?

A fin de cuentas... ¿Cuál es la relación entre el Proceso de Individuación y el llamado de la vocación?
Bueno, para entender la relación entre la individuación y la vocación, tenemos que volver nuevamente al concepto de "Individuación".
En la primera entrada de esta serie, dijimos que la individuación es traer todos los contenidos inconscientes de nuestra personalidad bajo la Luz de la Conciencia.
En la segunda entrada, dijimos que el inconsciente no solo es personal, también es colectivo, pero que en el inconsciente personal se hallaban contenidos psíquicos relacionados al ahaṅkāra o ego (pertenecientes a esta vida), y otros relativos al puruṣa o alma (perteneciente a la evolución que traemos de vidas pasadas). En este último estrato se encuentra nuestra personalidad esencial, nuestro karma y destino.
Como no nos conocemos a nosotros mismos (es decir, como hay aspectos de nuestra personalidad que están ocultos en nuestro interior) gran parte de nuestra esencia se encuentra taponada por nuestro ego.
Atiborrados por los estímulos externos, las demandas de nuestra sociedad y de nuestra familia, hemos relegado nuestra esencia. Nuestra personalidad esencial se encuentra oculta, escondida bajo los barrotes de los condicionamientos biográficos, culturales y colectivos.

Para sacar a la luz esa esencia que se encuentra escondida tras los barrotes, primero debemos instalar un "Yo Observador", es decir, Despertar el Principio de la Autoconsciencia como vimos en la tercera entrada de esta serie.
En este proceso, nos empezaremos a dar cuenta de que hay muchas partes dentro de uno, tanto 'lindas' como 'feas', la sombra 'negativa' personal, y la sombra 'positiva' personal.
El despliegue de la vocación, entonces, se relaciona íntimamente con el proceso de individuación, ya que es un llamado al desarrollo de nuestra propia esencia. En suma, nuestra personalidad esencial necesita ser unida, traída de forma operativa (es decir, de forma activa/empírica, no imaginal) a la dimensión consciente, al igual que el resto de los contenidos psíquicos inconscientes.
El factor crucial de esta "unión", es decir, de la venida o surgimiento de la vocación en el campo de la Conciencia, es que esta vocación, que constituye parte de nuestra sombra creativa, inclina al ego a volverse una mejor versión.
Vamos de a poco: No solo nos volvemos seres más íntegros -pues, ahora nos hicimos conscientes de nuestras potencialidades de forma operativa, es decir, no solo 'imaginariamente'- si no que además, el despertar del potencial creativo posee una propensión innata hacia la maduración y al desarrollo de nuestra individualidad.
El despliegue de nuestro potencial creativo encausa nuestra libido o energía vital a redirigirse en direcciones ascendentes en nuestro desarrollo, derribando hábitos mentales, creencias o patrones de comportamiento que muchas veces, no nos permiten crecer.
Estas direcciones descendentes nos conducen hacia más malestar y sufrimiento, como por ejemplo: a estados de animo apáticos, sensación de letargo, decaimiento, zona de confort, también a sentirnos adormecidos y 'separados' de nosotros mismos.

Es por esto que la vocación, no es otra cosa que el llamado desde nuestras profundidades a volvernos más nosotros mismos. A conocernos en dimensiones más bastas de nuestra psique, y a acabar con hábitos mentales que nos conducen hacia el detrimento o 'nigredo', y no a un despliegue mayor o 'rubedo', hablando en términos alquímicos*.
La vocación es el llamado del alma a desarrollarnos como individuos, a volvernos seres más íntegros y a experimentar un mayor despertar, ya que el despliegue de nuestras potencialidades innatas, implica, traer a la luz nuestro potencial inconsciente, derribar muchos de nuestros miedos y limitaciones mentales, y hacernos mas conscientes del misterio -microcosmos humano- que habita en nuestro interior.
¡Nos vemos en la próxima entrada!
Próxima entrada: El proceso de individuación y la Autorrealización.
Nicole Satī
*En Alquimia, nigredo es un concepto alquímico que designa la primera de tres fases previa a la albedo y la rubedo, en la transmutación de la materia. Asociada a la putrefacción, involucra una disolución en la materia prima para la generación de otra superior -el oro-. Rubedo es la última de las tres fases necesarias para transmutar el metal en oro, tras la nigredo y la albedo. En esta etapa, la materia a transmutar se halla en estado casi líquido y es de color rojo brillante, de ahí el nombre Rubedo.